Hechos, sucesos...

Cenicero, mano, cigarro, humo, boca, pulmón…labio, oreja, cuello, lunar…mueca, ojos, paladar, diente, muela, colmillo, palidez…ombligo, dedo, lengua, sexo…abrazo, codo, mano, cerradura, puerta, ventana, abismo.

Muda.

La masacre absurda de mis ideas, el exilio de tus besos, las palabras que dejaste tan tatuadas en mi frente, esta sensación de amor cansado de sacrificios, el infantil sueño de querer ser Cirano, la anestésica quimera de querer ser poeta, mis manos cada día más torpes, mi abrazo seco y adolorido, este cansancio repentino y rutinario que viene de la mano del mal sueño. Como un caballo sobre el hielo caigo con cada intento de ponerme en pie, los pies descalzos y tu voz que se va hacia el norte, escondido tras un frío vaso de ron me quedo mudo y en silencio te grito versos llenos de soles y flores blancas, de montañas y cóndores. No, sí ya no puedo, no, sí ya no quiero, el labio torpe muerde el vaso y el hielo abriga al solitario beso, el frío licor sofoca el grito, las fantasías se rodean de vacíos vasos, las telas desnudas encandilan por su hospitalaria blancura, hoy que ya me enredo hasta en mis propios versos, busco una salida, clara, dulce y vigorosa, un lugar donde no moleste mi silencio y no melle la dulzura mi mal sueño, busco una piel ansiosa de ser libro en blanco, busco el mejor lugar para escribir a mano alzada el verso de los versos, algo que ayude a escuchar los versos del silencio, el llanto de la risa, soy un demonio con cara de ángel, una singular sonrisa de complicidad, un bipolar camaleón, un inútil lleno de gracia, un “hombre que no entiende su hermosura”…y así me volviste muso, así torpemente me volví hacia mi buscando tu poética mirada, así me dijiste que era un ciego, que era una lastima.