Un destello de luz rompe la plana iluminación, como un espejo que rebota su reflejo al infinito, en un mundo que era azul y verde, que hoy es gris...Pero yo nací aquí; “¡A caminar sobre el cemento mierda!” dice mi destino, irónico en esencia, llora cuando yo me rió.
Quizás, yo soy el fin de la leyenda pero me hubiera gustado ser la tinta indeleble de la historia, que no se escribe en papel, si no que se graba como un tatuaje en la tierra, en mi senda gastada, donde difícilmente deja de pisar mi pie derecho el destino del izquierdo. Y no soy más que esto, Pero lo soy todo, tengo los traumas del no traumado, Tengo carencia de nada simplemente tengo lo que tengo, y lo que no, se refugia en algún rincón de mi alma, pero sé que por una ventana me mira y se ve a ella misma, tropezando, corriendo, cayendo, levitando, sintiendo... por saber sentir.
Y aquí estoy luchando, entre ser hombre o ser dinero, entre ser riqueza o ser delicia, luchando contra mi propio ejercito que pide su remuneración impaga, pero no me queda ni un centavo de alma, y así se me margina, se me maldice, se me mal hace y así me hago revolucionario, así nace mi revolución, la revolución del silencio.
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