sábado, mayo 23, 2009

Al sueño de Mario.


La culpa no es de mis zapatos, ni de la torpe dislexia de mi pie izquierdo, ni de los besos que dejo con fuego abrazador sobre alguna desconocida boca, la culpa no es de las arrugas en mi frente, ni de mi mirada penetrante que sin respeto interroga miradas perdidas en el metro, ha muerto el poeta y no hay donde colgar esta culpa, ni compañera para compartir los últimos versos y se fueron los ecos del cumpleaños de Juan Ángel, quizás tu risa partió antes a su encuentro, quizás es solo falta de sueño o sueños, el Champagne que por meses se enfrío en el refrigerador para celebrar tu bienvenida hoy brinda su burbujeante embriaguez para despedir al poeta, que lejos duerme su última tregua, las heridas singuen exprimiendo sangre, el alcohol me sigue llevando de la mano al sueño, la corbata como si nada continua su laboriosa tarea cerrando el paso al sonido que lleva tu nombre, como ves las cosas están casi como siempre, si vienes jugaremos a las escondidas y yo seré la locura contando hasta cien para que encuentres el lugar más lejano donde esconderte, la imaginación nos juega a veces con su mano negra, hoy dejamos caer el lápiz en señal de luto, alzamos las copas mirando al cielo y brindamos por el largo sueño de Mario, hoy la poesía llora a unos de sus más dulces amantes.

1 comentario:

Alejandra dijo...

Hermosa poesía la tuya también.

Vamos a compartirlo:

"He conservado intacto tu paisaje
pero no sé hasta dónde está intacto sin ti,
sin que tú le prometas horizontes de niebla,
sin que tú le reclames su ventana de arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú,
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí."
Jaime Sabines