Estamos viviendo tiempos de cambios, la ausencia nos trae algo, la falta de acción nos complementa, la mano enguantada deberá de una vez por todas desenmascararse, así ausente ya de retablos el diablo reirá como un niño ríe al golpear una pelota, al pegarle a una piñata. Entonces la revolución como una niña en un columpio nos pedirá más vuelito y será el momento de hacerse pólvora del verbo, deberemos destruir si es necesario para así volver a levantar la casa, deberemos sangrar la sangre para decir que aún seguimos acá, dejar la cama y la oficina, tomar tu mano en mi mano, mirar de frente a la bala que nos traiciona, la que girando va deshaciendo lo humano y más aún deberán ser nuestras voces como bombas destruyendo el letargo, levantando las miradas, tirando muros entre lo propio y lo ajeno y seremos música desde el atardecer a la mañana y seremos el zumbido en sus oídos el resto de sus horas.
martes, octubre 12, 2010
Llego la hora.
lunes, octubre 04, 2010
Bicentenario....
Bicentenario, tiempo en bicicleta
Pedales por zapatos
Veloces nos sentimos
Ansiosos de presentes
Se aproximan 200 años
De yo no se que
¿Cuál es la fiesta?
¿Por quienes vamos a brindar?
¿De que lado de la mesa me debo sentar?
¿Qué hago aquí?
Sacando cuentas yo solo llevo 32 años
Un cuarto de tiempos
Unos cuantos recuerdos
De tantos y tantos
Aún usamos zapatos
Aún tememos pisar los suelos
Esos suelos tan ajenos nuestros
Es que ya no hay Cueca negra
Que nos hable
El origen de nuestros labios
Se muere en ayuno
Y nosotros acá sin hacer nada…
Bebiendo hasta caer
Comiendo como por 200 años
Y yo sigo sin saber porque brindar…
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