martes, octubre 17, 2006

Reir por reir...


La verdad no sé muy bien como empezar, los hechos se fueron dando de una manera extraña. Quizás los que conocíamos la historia esperábamos un final más extraordinario; Si es que esperábamos un final. A lo mejor fue demasiado simple y por eso asombroso, al paso de los años, era como estar leyendo un cuento de Cortazar, con sutiles pizcas de realismo mágico, a veces era agotador estar riendo por reír simplemente. Bueno, a pesar de todo, todo estaba pasando, nosotros no éramos más que simples espectadores, de este cuento vivo. Cuando ella abrió la puerta y la casa estaba llena, esos segundos de silencio fueron como una sombra del silencio que venía, recuerdo que fuiste tú el primero en saludarla; un fuerte apretón de manos, me llamo la atención ese acto poco cariñoso hacia ella, quizás si te hubiese conocido mejor de lo que yo creía, hubiera visto ese velo de sutil matanza que se venía como lluvia de verano, que nos deja a todos mojados sin previo aviso, pero hay quienes la agradecen y se duermen en su tibieza, quizás era eso lo que te pasaba, la búsqueda incesante de sentir algo tibio que te empapa, como una ducha en pleno invierno, como la amnesia de los labios, como la dureza del abrazo que se hace torpe con los años, como el insomnio que te acompaña cuando ya no queda nada. Bueno y a pesar de todo esto aún seguíamos ahí, esperando el momento en que pasara algo, nunca pensé que tendría que ver conmigo, toda esta matanza en mi contra, desde el principio me sentí espectador y cuando sentí el primer metal en mi espalda... todo pasó lentamente por mi cabeza, las sonrisas que sentía a mis espaldas eran todas reconocibles a mi oído agudizado por el dolor. Empecé a recordar momentos que no recordaba, tu mano rozando la de ella, tu mirada buscando sus ojos, sus ojos abiertos en cada beso, mirando el infinito en tu mirada...eran momentos sin importancia, hasta me dio algo de risa recordar eso en estos momentos, en el que ya no sentía cuando entraban y salían los metales de mi cuerpo. Creo que una de las cosas malas que trae la confianza es que al final uno aparece como un idiota, pero así me sentía mientras veía sus pequeños pies y el metal de su mano atravesaba mi cara...

No hay comentarios.: